literaturaEL JUEGO DE LOS DESEOS

EL JUEGO DE LOS DESEOS

El juego de los deseos es una fantasía donde los dioses, los mares, el hombre y su tierra se reproducen igual que una secuencia mágica que es capaz, por sí sola, de darle cuerpo a un sueño: el de los dioses perdidos…, y no encontrados. Eso es lo que mueve a Laura cuando deja el mundo occidental que la vio nacer y sale en busca de esa luna imposible que ya desterró de todo juicio a Calígula, el protagonista de la obra de teatro homónima de Albert Camus. Aunque sus razones son distintas, y sus situaciones personales también —Laura no es un emperador como Calígula sino una mujer soldado destinada en Afganistán—, el fin que les une es el mismo. Y Laura lo expresa así en palabras del propio Calígula: «si me hubieran dado la luna, si bastara con el amor, todo hubiera sido posible. Pero, ¿dónde calmar esta sed? ¿Qué corazón, qué dios tendría para mí la profundidad de un lago? Ni en este mundo ni en el otro, nada está hecho a mi medida. Y yo sé, y tú lo sabes también, que bastaría con que lo imposible fuera». Sin embargo, a Laura no le bastó con el amor.

 

A pesar de todo, en este desierto de derrotas en el que parece que solo existen los dioses de un olimpo irreal y desbaratado, Laura no está sola, porque su vida, igual que el viaje de ida y vuelta de un boomerang existencial, nos llevará hasta Adela, su madre, que huye lo más lejos posible de la muerte y la derrota. Y lo hace sobre las ruedas de un autobús, donde lo más cercano es el letrero de salida de emergencia sobre el que apoya su cabeza y sus recuerdos. Si ella fuera Jane Eyre atravesaría los páramos de su existencia a pie, pero las condiciones de vida del s. XXI se lo impiden, aunque como la heroína de Cumbres borrascosas intenta escapar de un lugar del que nadie puede sacarla, y en el que poner a prueba su resistencia emocional. El único requisito es hacerlo sola. Ese es su reto: hurgar en sus entrañas sin ayudas externas. No obstante, en todas las vidas siempre hay un pero, y en el de Adela es el inicio de una aventura existencial que la llevará a terrenos que no sabía que existieran donde el destino, de una forma aparentemente fortuita, la situará como protagonista de una singladura para la que no creía estar preparada.

 

Al otro lado, pero sin embargo muy cerca, está Galiana. También huye, pero por razones diferentes a Adela. En esta ocasión, una tara recorre el mapa de su vida, y ella, empecinada en comenzar por enésima vez desde cero, intenta cambiar las coordenadas mal programadas de su existencia. Ella también desconoce las sorpresas que la deparará su futuro que, sin proponérselo, la unirá a una leyenda mágica que la llevará a ser comparada con una princesa mora. Una princesa con la que aparte del nombre comparte más datos biográficos de los que cabría esperar, sobre todo, después de que haya transcurrido tanto tiempo. Pero el paso del tiempo en su vida como en la de tantos otros, es caprichoso, y por ello, le quiere ofrecer una oportunidad justo al otro lado, un lugar en el que Laura de una forma trágica será el punto de unión de una historia que, junto a Adela, la llevará a una vida que nunca había soñado.

 

El juego de los deseos es la historia de tres mujeres que luchan contra sí mismas y su destino, porque nadie nace con el gen de la felicidad pegado a su cuerpo, por eso, su búsqueda se convierte en el perenne leitmotiv de nuestra existencia. Sin embargo, a veces, el destino que en principio se muestra aciago y hostil nos da una nueva oportunidad cuando ya no lo esperamos. Bajo el cielo de Afganistán y el influjo de la ciudad de Toledo y sus culturas, nuestras protagonistas se van a comportar como sirenas a las que se les ha sacado precipitadamente del agua.

 

ANGEL SILVELO GABRIEL