literaturaLOS ÚLTIMOS PASOS DE JOHN KEATS

LOS ÚLTIMOS PASOS DE JOHN KEATS

John Keats llegó a Roma como la única solución que sus amigos encontraron para frenar a la tuberculosis que poco a poco se apoderaba de él. Un invierno más en Londres sería su final, le dijeron. Una sentencia que, unida a su falta de medios económicos, le empujaron a dejarse llevar por ese ímpetu de sincera amistad costeada por todos ellos y por los admiradores con los que contaba el poeta. Sin embargo, él mejor que nadie conocía que esa solución no solo significaba realizar el viaje a Italia, sino que además, era la ruptura definitiva con su amada Fanny Brawne, con quien mantuvo una relación tan corta como intensa y tortuosa; una historia de amor que la directora neozelandesa Jane Campion retrata muy bien en su película Bright Star. Pues bien, a pesar del contrasentido que suponía su marcha y la separación de Fanny, Keats había adivinado hacía tiempo que su maltrecho estado de salud le hacía sentirse incapacitado para vivir el amor con la intensidad que Fanny le reclamaba. Y en algún sentido, tal y como apunta Cortázar en Imagen de John Keats, el poeta se dio cuenta que ya no era de este mundo y necesitaba buscar su propio refugio. Eso fue Roma para Keats, una ciudad que se le apareció como en un sueño, envuelta en un manto difuminado bajo una tenue niebla. Roma: milenaria, provocadora, estimulante, bella y única como pocas ciudades del mundo, fue la estancia perfecta en la que el poeta tuvo aún una efímera oportunidad de disfrutar de los últimos destellos de su vida; corta, pero entregada a la causa de la poesía. Sin embargo, y a pesar de verse acorralado por las contradicciones que le atormentaban tanto a su espíritu como a su existencia, aún fue capaz de llegar a disfrutar de algunos momentos de ilusión incontenida, como si todo fuese un deseo dentro del mejor de sus sueños. En su lecho del segundo piso de la Cassina Rosa, número 26, aledaña a la Piazza di Spagna, imaginó otra vida, esa que su día a día no le permitió saborear, y cual náufrago que va a la deriva en mitad de la noche, inició su particular viaje al averno con el soporte del doctor James Clark y su amigo Joseph Severn que, primero le acompañó a Roma, y después lo asistió en el calvario que tuvo como meta su muerte. No obstante, si quisiéramos dar fe del heroísmo con el que Keats afrontó los días postreros de su enfermedad, solo nos haría falta pararnos a leer su famoso epitafio: “Aquí yace Uno cuyo Nombre estaba escrito en el Agua”, o esa otra manifestación pre mortal en forma de sollozos líricos cuando exclama: «¡siento crecer las flores sobre mí!», mientras tumbado sobre su lecho de muerte, la única visión del mundo que le era permitida en ese momento era la visión del techo de su habitación.

OPINIONES y RESEÑAS

«Una de las novelas más bellas que jamás haya leído y que está inspirada libremente en los tres últimos meses de vida del poeta británico John Keats». Lorenzo Silva (escritor y editor)

 

«¿Dónde hemos de buscar el valor del texto?… valores son muchos y yo no seré capaz de abarcarlos todos. Aunque sí me centraré en algunos de los que he considerado meritorios. Empezaré diciendo que la obra está escrita (estoy a punto de decir sentida) en primera persona. No sé si es la piel de Keats la que transita por la de Silvelo o la de este por la de aquel, porque el mimetismo en ocasiones es gratamente confuso, sin embargo, nunca confunde.

          Ángel Silvelo Gabriel es un autor equilibrado, alcanza un alto registro literario (¿por qué no decir poético?) y lo lleva a pulso hasta la última página. Consigue crear la atmósfera decimonónica romántica en las palabras del personaje narrador cuando este recuerda, cuando padece el desgarro de la enfermedad y cuando imagina el futuro más allá de su maltrecha existencia. Estos son algunos de los logros»”. Eugenio Asensio Solaz (BLOGLibros y tal)

 

«La vida de John Keats, tan breve, ha dado no pocas biografías. La primera, en cuya agua clara han bebido las siguientes, es Vida y cartas de John Keats, de Lord Houghton. El Poeta Laureado Andrew Motion le dedicó otra. Y en nuestra lengua Julio Cortázar armó una Imagen de John Keats en la que no faltaban numerosas traducciones de los poemas del máximo exponente, sobre Lord Byron incluso, de la segunda generación del Romanticismo inglés. Ahora, Ángel Silvelo Gabriel ha publicado una novela que viene a ser una suerte de ‘biopic’ de Keats, contada desde la primera persona; es decir, del mismísimo poeta. Y lo ha hecho manejando bien sus fuentes, empleando y adaptando párrafos de su protagonista. La forma del diario ha sido, por otra parte, una adecuada elección.

          Hay que decir que Silvelo sale airoso de una prueba difícil. Yo solo le reprocharía la dependencia declarada y un punto excesiva de la película de Jane Campion Bright Star, que narra los pormenores de las postrimerías keatsianas. La prosa es elegante y cuidada al máximo y la empatía del autor con el poeta es perfecta. Por sus líneas creemos leer no al abulense de 1964 sino directamente el alma del londinense que dejó el mundo –y a este, una poesía delicadísima– en 1821». Antonio Rivero Taravillo (Revista Crítico estado)

 

«Ha sido un verdadero deleite leerte. Me ha robado el corazón y me he emocionado mucho desde el principio hasta el final, a veces, demasiado.

          Está tan bien escrito, tan deliciosamente bien escrito, que es el sueño de cualquier escritor. Tengo que decirte que me he sentido pequeña, muy pequeña al leerlo. Si alguna vez yo escribiese algo tan hermoso habría cumplido un gran sueño. Te felicito pues, y de corazón.

          ¡Ahora sí podría responder a la pregunta de cuál es uno de los libros del siglo XXI! Creo que es un libro que pasará a formar parte de los grandes. Es especial. Tiempo al tiempo. Gracias por dejarnos leerlo». Mª Isabel Rodríguez Fuertes (escritora)

 

«Los últimos pasos de John Keats me ha resultado deliciosa, llena de sensibilidad, con una narración cuidada y exquisita». Taira Nicolás (Mundopalabras)

 

«Ponerse en la piel de uno de los principales poetas británicos del Romanticismo justo cuando más cerca sentía éste su muerte da pie en esta novela a una introspección intensa y lírica de un personaje para el que la contemplación de la belleza fue tan efímera como eterna es hoy para los apasionados de su obra. Ángel Silvelo bucea, bajo las coordenadas de la poesía, la lírica y el existencialismo, en los estertores del poeta John Keats (Londres, 1795 – Roma, 1821) que, lejos de amedrentarse ante la cercanía de la muerte, reflejan el heroísmo alimentado por los sentimientos (el amor a Fanny Brawne, sus hermanos y amigos, y Joseph Severn, que alivió su dolor físico y espiritual)». Raquel Alcolea Díaz (Qué.es)

 

«Ángel Silvelo tiene un profundo conocimiento de la obra de John Keats, de la época histórica en la que vive, la historia literaria del momento y del movimiento romántico, del lenguaje, de la biografía del poeta y de los amigos que pasan junto a él sus últimos días en Roma. Se puede ver el estudio que hay detrás de sus páginas.

          No se puede leer como una novela porque el final es sabido desde la primera página, Keats llega a Roma para morir.

Es, si se quiere buscar una definición, un ¨diario¨ en el que el poeta vuelca sus sentimientos, un romántico enamorado de Fanny que en la distancia se convierte en su salvavidas. Un ¨diario¨ de conocimiento y consciencia de muerte. Un lugar donde dejar sus reflexiones, sus pensamientos, algunos poemas y cartas mientras espera el desenlace final.

          Está escrita en primera persona, la de Keats en la pluma de Silvelo y lo digo así porque son casi imposibles de separar. Silvelo ha sabido pensar y sentir al poeta, su amor por Fanny, sus dolores, físicos y del alma.

          Es una obra íntima, introspectiva en la que el autor da voz al poeta. Es tal la magia conseguida que incluso y a pesar de incluir fragmentos de los poemas y cartas no sabes si habla uno o el otro, sólo las comillas y la cursiva te sacan de dudas y aún así en ocasiones me he visto buscando las notas al pie para ver de quien era la voz.

Es Silvelo un autor de gran calidad literaria que hilvana maravillosa y mágicamente su prosa con los textos del poeta»”. Astrid Rodríguez (Libros que voy leyendo)

 

«Escrito en primera persona, suplantando a John Keats, Ángel Silvelo Gabriel ha reconstruido, lo más fidedignamente posible, los último tres o cuatro meses del poeta. El escritor de Piedralaves ha entrado en el corazón y el alma de Keats para contar sus sentimientos más íntimos. Ni que decir tiene lo arriesgado que es. Pero la literatura, si no es arriesgada, carece de valor. En el envite Silvelo sale victorioso y crecido como escritor.

          No hay otra esencia más pura que la realidad”, dice el autor poniéndolo en los labios del poeta. El libro es real, es la realidad inventada pero fidedigna de un escritor al que los corsés literarios le quedan pequeños. El lenguaje de Silvelo crece a borbotones de sufrimiento de Keats. Siempre fue un poeta atormentado con un lenguaje exuberante e imaginativo. Las mismas cualidades que tiene el autor. El tormento se lo trajo el amor, un amor que en la lejanía crece y se desborda con cada borbotón de sangre que expele por la boca.

          Keats amaba la belleza, buscaba la belleza en todas las representaciones, artísticas o no, del mundo. Fanny era el sumun de la belleza. La belleza engendrada en un ser humano al que pudo amar en la distancia, pero no pudo amar en lo cotidiano. Un amor truncado por una enfermedad que hace que te vayas quedando sin fuerzas. Sin embargo, él tuvo fuerzas hasta el final. Su recuerdo nunca se difuminó y lo tuvo presente hasta el último hálito de vida.

          Ángel Silvelo Gabriel ha tomado prestada la personalidad de John Keats para escribir un libro desbordante de sentimiento. Un libro preciso, minucioso y sentido sobre los sentimientos de un poeta. Algo difícil de hacer, porque no hay cárcel que pueda apresar y retener esos sentimientos. Él no ha querido retenerlos, sólo expresarlo tal y como cree que los expresaría el propio Keats. Creo que lo ha conseguido. Que ha conseguido contar sus últimos días de manera verosímil y rigurosa. Que ha conseguido que el lector entre en el alma del poeta y sienta lo que él debió sentir. Que ha conseguido dar poder a sus palabras y componer una sinfonía poética de la narrativa. Los últimos pasos de John Keats es un libro difícil, fuera de los circuitos rutinarios de la literatura comercial, tanto por el tema como por la forma. Conseguir hacer que el libro funcione es una prueba de la maestría y el ingenio del autor. Un libro para los amantes de la poesía y para los amantes de John Keats que no deberían dejar de leer». Javier Velasco Oliaga (Todoliteratura)

 

«Me parece muy acertada la forma de incluir la narración dentro de un diario íntimo en primera persona sobre los sentimientos y las ideas del poeta. Keats repasa su vida y sus relaciones a la vez que explica su ideario poético, y todo de una forma tan personal y tan profunda que llega a calar en la sensibilidad del lector, que comprende perfectamente toda la complejidad personal y poética del protagonista.

          En concreto, has descrito con mucho vigor la principal fuerza vital del poeta, que se concentra en su deseo de ser poeta por encima de todo, de vivir en la poesía y de sobrevivir en el recuerdo con sus versos eternos. También veo muy bien descrita su contradicción entre la realidad y el deseo, como en tantos otros poetas, pero en Keats sobresale su reconocimiento de la cruel realidad, aunque para él la realidad se confunde con la metafísica, porque quiere conocerla a fondo, más allá de sus apariencias.

          Y en el fondo, destaca su trágico amor por Fanny, que sin embargo él sabe encauzar para que le dé fuerzas en sus últimos meses de vida. Esto y su renuncia razonada a ese amor por causa de su enfermedad demuestran que Keats no era un romántico sensiblero, sino una persona muy madura que llevó el romanticismo a una gran altura humana, que lo convierte en un clásico como Shakespeare». Alejandro Valero Fernández (escritor, poeta y traductor de la obra poética de John Keats)

 

«Ángel Silvelo, con diestra pluma, nos lleva mediante sus propias palabras y las de Keats por los sentimientos del protagonista y los nuestros, hacia unos pasos místicos cuya mezcolanza entre amor por la vida y tristeza por la pérdida de la misma, y la propia rebeldía de la juventud, nos producen la convulsión emocional justa, para sentir y querer, que es mejor vivir en el siglo XIX. Así es como nos encontramos ante la impronta de tales sentimientos.

          Mientras leía (o devoraba) esta deliciosa novela no quería llegar a su final, y con duelo le he guardado las ausencias, una vez llegada al inevitable hecho.

          La época romántica fue la mejor sin duda en muchos aspectos, y le dio a la literatura grandes nombres y grandiosas historias, Y sigue siéndolo en nuestras mentes y en nuestros corazones. ¡Gracias Ángel, por habernos permitido entrar en tu corazón! ¡Contigo hemos respirado seres, sentires y vivires de una época añorada! ¡Ha sido un viaje maravilloso e inolvidable!

          Leer esta novela os va a suponer un precioso regalo para el alma». Úna Fingal (escritora)

 

«Ángel Silvelo Gabriel tiene un estilo narrativo que no pasa desapercibido. Más que prosa lo que él escribe es prosa poética. Cada frase encierra una enorme carga poética. Frases, algunas de ellas, impactantes que invitan a ser anotadas en una libreta especial. Pese a que apenas hay diálogo, la lectura de “Los últimos pasos de John Keats” no se hace en ningún momento cansina sino todo lo contrario; no precisa tener una acción desmesurada o tener un asesinato como eje principal de la trama para cautivar al lector y hacerle disfrutar de la lectura. Simplemente, el estilo narrativo de su autor lo consigue. Es una novela que, una vez se empieza, es difícil abandonar porque este lenguaje seduce muchísimo. Para mí, Ángel Silvelo Gabriel, es uno de los autores cuyo estilo narrativo más me han gustado. Es poético, fresco, elegante, maneja muy bien el lenguaje, es sutil… En una palabra: una delicia.

          De nuevo, una editorial para mí poco conocida, me ha permitido descubrir a un autor al que no se le ha de perder de vista. La editorial Playa Ákaba ha dado en el clavo a la hora de publicar esta novela puesto que es una de las mejores de 2014 sólo por la belleza que destilan sus palabras.

          Una lectura muy recomendable con la que se disfruta del placer que da la lectura. Una novela de las que invitan a ser leídas más de una vez y que, en cada nueva lectura, permite descubrir nuevos detalles». Ysabel M. (Anika entre libros)

ANGEL SILVELO GABRIEL